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miércoles, 15 de febrero de 2012

15 de febrero.

No te quiero nada. Nada en absoluto. Ni si quiera un poco. Nada. Pero te recuerdo, recuerdo que existió ese día en el que te quería con locura, que sólo creía en tus ojos y en tu sonrisa, y me enamoro perdidamente de ese recuerdo (como lo estaba de ti).  Eras tú, tan perfecto a mis ojos y yo tan imbécil a ojos del resto por querer a un tío como tú...Y era una imbécil, porque por mucho que lloviera, por mucho que supiera que no era la única en tu cama, ahí seguía.
Y hoy, 15 de febrero, y ayer 14, y hace un mes, y todos los días desde que llovió por última vez para mí, me arrepiento de no haber luchado por ti. Porque no lo hice, porque dejé que estuvieras con todas las chicas que te apeteciera, porque dejé que pareciera no importarme. Recuerdo cómo me asustabas cuando hablabas de un futuro juntos. Recuerdo cómo me angustiaba el pensar que un día me levantaría y ya no estarías (porque lo sabía). Y recuerdo cómo fue en febrero cuando supe que iba a ser la última vez que te besaría. Recuerdo cómo llovió, y cómo me dolía saber que no volvería a conocer tus ojos mirándome de esa manera que me hacía saber que me querías.

jueves, 9 de febrero de 2012

turn me off

Soy especialista en conseguir a un chico de una noche, pero un desastre en conservarlos, un desastre en relaciones que duren más que ocho horas de tequila y sábanas, y si cabe, café y tostadas.
Si intentas entenderme, te perderás en mis ojos, porque allí no hay nada más que una resaca. Es lo que hago, buscar a las personas que tienen fecha de caducidad y olvidarme, e incluso a veces ni si quiera enterarme, de los que están ahí, esperando una sonrisa, una palabra de aprecio, un gesto, o un algo que les indique que sigo teniendo 'eso' que bombea sangre y que se supone que es lo que te hace perder la razón, enamorarte y revoluciona tu estómago (mariposas, dicen). Lo siento, pero a mí esa parte me da ganas de vomitar.

jueves, 2 de febrero de 2012

afraid to-

Me miré en el espejo y sí, era yo, lo que se reflejaba era mi físico: mi pelo, mi cara, mi cuerpo, mi ropa. Si me movía, mi 'otro yo' se movía exactamente igual. Eso es lo que hace un espejo, te muestra tal y como eres, al menos lo más objetivamente que tus sentidos te dejan. No sé qué buscaba en ese reflejo que me mostrara lo que había cambiado, porque no era nada externo.
Entonces busqué en mis ojos, ya no era una niña asustada, ni una preadolescente dándoselas de fuerte. Se puede decir que soy semi/intento de/proyecto de/casi/(inserte otro sinónimo aquí) adulta. Pero los miedos de siempre estaban ahí, el miedo al mañana, al que seré, al fracaso. ¿Y si me levanto mañana, salgo de la cama y me doy cuenta de que odio mi vida? Si me he equivocado, si lo he hecho todo mal, si no he vivido como he querido...¿entonces qué?. Igual es tarde. Igual ya no me dará tiempo a cambiar las cosas. Y tendré que conformarme con una vida de mierda como todas las personas que no han tenido los cojones necesarios para elegir su vida. Yo quiero tener esos cojones, disfrutar al máximo cada -irrepetible- segundo de mi maldita vida y no arrepentirme, ni por un instante, de las cosas que he hecho, sino de las cosas que he dejado de hacer porque no me atrevía.