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sábado, 27 de abril de 2013

Bécquer || La fe salva.

"(...)En busca de un poco de salud, conocí a una mujer extraña, de una dulce y marchita belleza. Representaba tener unos veintiocho años, aunque el sufrimiento, sin duda, había puesto en su rostro un sello de prematura vejez(...).
La extraña belleza de la desconocida; su rostro, donde se reflejaba un oculto dolor; su vida apartada y silenciosa, me impresionaron tan profundamente, que, sin yo quererlo, empezó a forjar mi fantasía una novela, novela absurda y disparatada, de la que ella era la protagonista, el único y central personaje alrededor del cual giraba el mundo entero(...).
El sol acababa de hundirse en el ocaso, tiñendo el horizonte de una tonalidad violeta. En el cielo, como una lágrima, temblaba el lucero de la tarde.
Durante nuestro paseo pude adivinar que un gran dolor consumía lentamente su vida. Nada me dijo ella; pero en el fondo de sus ojos grises leí como en un libro abierto.

martes, 16 de abril de 2013

Bécquer

Ella era hermosa, hermosa con esa hermosura que inspira el vértigo, hermosa con esa hermosura que no se parece nada a la que soñamos en los ángeles y que, sin embargo, es sobrenatural; hermosura diabólica que tal vez presta el demonio a algunos seres para hacerlos sus instrumentos en la Tierra.
Él la amaba; la amaba con ese amor que no conoce freno ni límites; le amaba con ese amor en que se busca un goce y sólo se encuentran martirios, amor que se asemeja a la felicidad y que, no obstante, diríase que lo infunde el cielo para expiación de una culpa.

martes, 2 de abril de 2013

Ergo...

Bajo los tragos de cerveza sólo escucho las agujas del reloj. Bajo mis párpados no se esconde el aire, bajo mis arrugas no hay experiencia, sólo errores. Errores de ese tipo que no hacen aprender, sino que repites porque crees que las cosas ahora van a cambiar. No, estúpida, las cosas no cambian, no evolucionan, no varía el final. Sólo salen más arrugas.