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jueves, 31 de mayo de 2012

Una rosa es una rosa.

Me duele más que el aire, que clava sus espinas en mis pulmones. Que respiro para no morir, pero respirar me mata. ¿En qué momento se decidió que las cosas bonitas hicieran daño? Te atraen, te llevan al fondo del pozo, allí donde acabas sin ver nada. Y te guías por el tacto, pero ya no te quedan piedras que tocar. Se acaban las flores que oler, los besos que saborear, y no escuchas nada más que los gritos de tus pensamientos en tu cabeza. No te queda ni un solo sentido, ni si quiera el común, cuando te quedas sin aire.

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